jueves, 4 de diciembre de 2014

Órdago

         Jorge Pardo comenzó a escribir su nombre en mayúsculas en esto del flamenco y del jazz, y sobre todo en la fusión de ambos registros, mucho antes de ese reconocimiento que le otorgara, a principios del pasado año, la Académie du Jazz francesa como el Mejor Músico de Jazz Europeo, lo que no quita que tras una larga trayectoria protagonizada por la excelencia, por el denotado enriquecimiento de la música patria y forjando futuros reactivando esta simbiosis, no sea éste, aún mayor motivo para respaldar una propuesta como la vivida el pasado sábado en el Teatre de Artà y que casi llenó el aforo. Y es que el XXVI Festival de música clàssica Antoni Lliteres nos ha brindado la oportunidad de una nueva reedición de aquel proyecto que vivimos hace tres años en el Festival de Jazz de Alcúdia calificado en su momento, por quien suscribe, de novedoso, valiente y arriesgado.




         Esta vez, con los oportunos arreglos de Toni Cuenca, curtidos y musicalmente tupidos en algunos momentos, se adaptaba un similar repertorio a la Big Band del Conservatori Superior de les Illes Balears, un ensemble de cuerdas, percusión y taconeo flamenco, con un resultado tanto o más satisfactorio.



Correctísimas las cuerdas y lástima la juventud de la Big Band que, pese a contar con grandes y prometedores músicos, no aprovechara para improvisar con Pardo. Tal vez el excesivo respeto –resulta comprensible- impidiera ese desparpajo necesario y buscado por el maestro que, en cambio, sí encontrara con Benji Habichuela al cajón. En cualquier caso fueron casi dos horas realmente extraordinarias, en las que estuvo especialmente magistral con el tenor, soberbio con la flauta, como siempre, y de órdago en esa rúbrica final con un Manuel de Falla por bulerías.




Jorge Pardo + Big Band Conservatori Superior IB + Cuenca Strings Ensemble. XXVI Festival de Música Clàssica Antoni Lliteres. Teatre d’Artà, 29 de noviembre de 2014 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Trinchera musical

         De la canción protesta al rock reivindicativo. Sí, de aquellos polvos, estos lodos. Pero la esencia se mantiene, el espíritu permanece latente, combativo. Taverners reivindica desde la trinchera musical, y lo hace dando el mismo peso e importancia al mensaje, la denuncia y al reclamo, que al medio por el cual nos llega. Una música perfilada por la contemporaneidad suficiente como para conjugar en tiempo presente unas consignas que no por pretéritas han dejado ni han perdido su vigencia. No han envejecido, cuando existe esa obligación moral de mantener la demanda.



         La carta de presentación ya estaba bien barrada en ese primer trabajo, No hi ha temps que no torn, que vio la luz a hace algo más de un año gracias al micro-mecenazgo y ahora se reafirma con mayor contundencia en este nuevo invite en la sabiduría popular, La por no és res si la volen veure, ya bajo el auspicio discográfico de Ona Studios. Nuestros presentes en una época –Ovidi Montllor, Antoni Roig, Guillen D’Efak, Maria del Mar Bonet, Coanegra, Traginada o Al-Mayurqa-, son ahora sus referentes de los que tomar el testigo. Y lo hacen dándole una mayor vuelta de tuerca al folk, a la música popular y tradicional como base de unas adaptaciones bien logradas y mejor interpretadas, como comprobamos en el Teatre de Lloseta donde se convocaron todas estas voces en un repertorio que circuló por las canciones de ambas producciones..




         Marcel Pich, Pere Llabrés y Pau Más, nos ofrecen algo tan diferente como interesante. Partiendo de lo conocido confeccionan un lenguaje sonoro propio, mestizo en su estructura y distintivo, en el que, amén de las revisiones musicales que funcionan como un puente generacional que asume y respeta ambos extremos, no dudan en adaptar esos textos sin salirse de la auténtica cultura popular.



Taverners. Presentación de La por no és res si la volen veure. Teatre de Lloseta, 15 de noviembre de 2014.

jueves, 23 de octubre de 2014

Sensacional

La concurrencia era de lo más variada. Gente movida por la curiosidad, y un cierto morbo, de comprobar en primera persona en qué punto se encuentra esta banda de sexagenarios –excepción hecha de Arisa hijo-, después de más de tres décadas y media de escenario. Otros en cambio, tal vez movidos por la nostalgia, deseaban recordar ese memorable concierto que habían realizado muy cerca de ahí –en la playa de Cala Torta- justo treinta años antes. Y luego, los que conocemos su trayectoria pasada y presente, movidos únicamente por la convicción de pasar una velada intensa en la que todos, tanto músicos como asistentes,  nos íbamos a divertir.

(Max Sunyer)


(Josep Mas Kitflus)

Y eso es, en esencia, lo que buscan estos cuatro amigos que un buen día de 1981 decidieron reunirse apostando por la fusión, el jazz y un cierto toque mediterráneo. Desde entonces Pegasus, heredera de Iceberg –banda emblemática para todos los que quisimos ver el lado más jazzístico de la llamada Ona Laietana-, se ha dedicado a eso, a pasarlo bien, a disfrutar y hacer disfrutar al público. Y lo consiguen en todos y cada uno de sus encuentros; aunque lo que acaban ofreciendo va mucho más allá.

(Rafael Escoté)

En el Teatre d’Artà se presentaban con un nuevo álbum bajo el brazo,  Standby... On! –el primero después de más de década y media de no pisar el estudio-. Precisamente, y aunque hubo espacio para rejuvenecer temas veteranos, sin morbo ni nostalgia alguna, sino a base de una realidad actual trenzada entre efervescencia sonora y coherencia musical. La compenetración es total, los diálogos intensos y como conjunto sensacional. Buen gusto por la melodía que viaja sin complejos del rock al funky y del detalle al sinfonismo más completo. Velada colosal de una de las bandas más singulares.

(Santi Arisa)

(Dan Arisa)

(Santi y Dan Arisa)

Pegasus. Josep Mas ‘Kitflus’, teclados; Max Sunyer, guitarra; Rafael Escoté, bajo; Santi Arisa, Batería; Dan Arisa, percusiones. Teatre d’Artà, 18 de octubre de 2014.    

sábado, 9 de agosto de 2014

Del be-bop al free

         David Murray es uno de estos músicos de jazz que han entendido y asumido como propio ese cruce de caminos entre el be-bop y el free Jazz; pero además de los golpes rítmicos de un  fraseo claramente bopístico y de enérgicas y apabullantes improvisaciones jugando con disonancias por las estructuras más libres, es capaz de unificar todo el contenido con un particular aprecio –que no condescendencia- por la melodía.

(David Murray)

Todo en conjunto, hace que su propuesta musical presente un colosal empaque plagado de ideas que viajan, de forma tan coherente como personal, de un extremo al otro, como si del balanceo de un columpio arrítmico se tratara. Es capaz de endulzar un arisco Monk y, acto seguido –o dos temas más allá-, afrontar un ellingtoniano “In A Sentimental Mood” con un punzante sobreagudo que cambia radicalmente la línea de una de las baladas más bellas jamás escritas. Discurso, además, arriesgado, sin más licencias que ese nexo entre la más clásica ortodoxia y la heterodoxia vanguardista, que construye con el elemento melódico y por ello resulta, en apariencia, más asequible -Todos hubiéramos querido tenerlo como guía al aproximarnos al free jazz-.

(Reiner Elizarde)

Pero si el saxofonista californiano –y como demostró gran clarinetista bajo- pudo dar rienda suelta a su ingenio sin excesivas preocupaciones, es porque sobre el escenario le acompañaron tres músicos que, además de entenderse a la perfección, constituyen una imaginativa sección rítmica de ágil fraseo y tan creativos como el titular del cuarteto.

(Pepe Rivero)

Una jornada en la que, de nuevo, tuvimos la oportunidad de vivir en primera persona un concierto que quedará escrito en el libro de excelencias que Sa Pobla viene relatando desde hace ya  veinte años.

(John Betsch)

David Murray Quartet. David Murray, saxo tenor y clarinete bajo; Reiner Elizarde, contrabajo; Pepe Rivero, piano; John Betsch, batería. XXè Festival Mallorca Jazz Sa Pobla. 5 de agosto de 2014 

miércoles, 18 de junio de 2014

Anglada camerístico

         Es verdad que Temposinfónico hace referencia a la orquestación con la que Jaime Anglada ha envuelto sus canciones en estos últimos tiempos, y por ello, no debiera de haberse anunciado así su concierto en el Auditori de Alcúdia. Aunque si nos ciñéramos al repertorio, a las canciones escogidas, a esas a las que se les ha dado un tratamiento especial, deberíamos de aseverar que efectivamente lo que nos presentó fue, punto por punto, ese mismo trabajo auspiciado por una conocida marca de relojes. Y es que, uno a uno –aunque no en el mismo orden-, fueron desfilando todas esas canciones. La única diferencia fue, pues, el traje con el que las presentó.



         Pero no es del todo correcto hablar sólo del envoltorio, pues no se queda únicamente en la epidermis de las canciones, únicamente en la forma, sino que ahonda en el contenido. Este nuevo empaque que podríamos definir –aunque el núcleo sea Le Carromato- como de grupo de cuerda de cámara (guitarra, violines, violonchelo y contrabajo) junto a flauta y batería, dibuja las canciones con una agudeza que remarca y acrecienta la personalidad que el cantante perdía en el formato orquestal. Suena más íntimo, sus canciones son más sutiles y la intensidad se acentúa en el momento preciso –excelente esa combinación con Marta Elka-.



         Sin duda es el mejor formato para unas canciones que parecen haber encontrado su registro más normal, natural, cercano y convincente. Los arreglos y adaptaciones de Miquel Àngel Aguiló –también responsable de parte de las propuestas sinfónicas- son exigentes hasta el mínimo detalle y esa perfilería de Pastor aportando, con la guitarra, un plus de calidez, remata la faena –perdón por el término taurino-.
         Una vez vencida la incomodidad de una pobre concurrencia, Anglada se sintió cómodo y acabó rubricando uno de los mejores conciertos que le haya escuchado.



Jaime Anglada. Auditori de Alcúdia, 14 de junio de 2014.

Diáspora europea

         Poco género masculino entre el público. Es lo que suele suceder cuando la cultura rivaliza con el futbol. No parecía la mejor ocasión, esa coincidencia con el estreno de la Roja en el mundial carioca, para presentar su nuevo trabajo en sociedad; aunque, para ser justos, habría que decir, también, que el concierto coincidía con otras propuestas musicales en lugares, además, cercanos. Entre lo uno y lo otro, y pese a la gratuidad que caracteriza al Cicle del Corpus a Palma en varios de los patios de Ciutat, la realidad es que no se cubrió la totalidad del aforo del antiguo Convent de Santa Margalida.



         Después de un repaso mucho más genérico por las plurales melodías del mundo que caracterizaron su primer trabajo discográfico, ahora, la pianista Júlia Alcaraz y el violinista Jordi Garcia, se centran en el legado sonoro de la música judía que, por cierto, ya abordaron en su debut. Música tradicional, religiosa balcánica, piezas sefarditas y la riqueza tímbrica y rítmica del Klezmer de las comunidades judías de la Europa Oriental, con gran arraigo en la herencia rumana, forman los pilares esenciales sobre los que despliegan su gran pulcritud interpretativa. Ambos se acoplan perfectamente y tejen ese lenguaje musical cristalino, ligero en su apariencia; pero profundo en su mensaje musical. Una propuesta que acentúa su vertiente más amable, facilitando su aproximación.



         Nos dieron la bienvenida con Shalom Alehem, se introdujeron en los Balcanes de los klezmorim con Adje Jano, y siguieron el viaje por la tradición popular de Der Gasn Nigum y las incorporaciones musicales adaptadas por los judíos en su diáspora europea. Un interesante y didáctico recorrido que nos llevaría hasta un gardeliano Por una cabeza, El Cant dels ocells o La Dama de Mallorca.



Un Món de Músiques. Júlia Alcaraz (piano) y Jordi García (violín). Corpus a Palma. Convent de Santa Margalina, 13 de junio de 2014.

miércoles, 11 de junio de 2014

Esquivando clichés

         Interesantísima la propuesta que viene presentando, desde hace más de diez años, Antoni Miranda con el Combo. Sin duda uno de los músicos más destacados y dosificados –sólo aparece sobre el escenario cuando realmente tiene algo que decir y aportar- de nuestra comunidad, que viene desarrollando un trabajo serio y riguroso desde hace más de tres décadas. Siempre avanzando y experimentando en el plano más intrínseco de la estructura musical. Y es en ese aspecto, el más ceñido a la notación, donde recae la singularidad del Combo.
Miranda, ha encontrado en esa reunión de músicos de cualidades distintas y de adecuada medida, en cuanto a estructura de secciones, el marco perfecto para poner en práctica toda su labor arreglística. Porque tal vez la interpretación, en ocasiones, no sobrepase la corrección, los solos, contados y discretos; pero el enfoque, la forma de entender la composición, ese interés que le lleva, no a darle una nueva vuelta de tuerca, sino a cambiarle la medida del caracol, es la gran lección que nos ofrece.



Es cierto, mucho trabajo de partitura y tal vez poco espacio para la improvisación, pero no es en el solista en el que está basado el proyecto, sino en el trabajo conjunto de las secciones como individualidad colectiva formando el engranaje de toda la maquinaria.



Una propuesta que además, como comprobamos en un Teatre del Mar sorpresivamente repleto hasta los topes –“Ganas de jazz” diría el propio Miranda-, viaja por un repertorio ecléctico e inteligentemente seleccionado para favorecer la variedad de textura y color musical, con esos arreglos de corte contemporáneo, capaces de sorprender y esquivando clichés. Desde clásicos como “They Can’t Take That Awary from Me”, “What a Difference Day Makes” o “My Funny Valentine” a “Tutu” de Miller o “Twentysomething” de Cullum, pasando por “Bridland” o “Sunny”.




Miranda Jazz Combo. Teatre del Mar, 7 de junio de 2014

domingo, 4 de mayo de 2014

Ligera renovación

         Con las localidades agotadas con anterioridad, el Mar i Terra se quedó pequeño para la presentación del cuarto trabajo de la pareja formada por Pascale Saravelli y Joan Feliu. Un proyecto que ha impreso un sonido propio, intransferible y tan personal como para ser identificado inmediatamente, algo que la mayoría de grupos o solistas persiguen y no todos consiguen con tanta claridad ni definición.



Sin traicionar a esos principios sonoros de identidad, ni a esa idea de continuo viaje que suscitan sus trabajos, el tándem franco-mallorquín apuesta por un directo más rotundo, introduciendo elementos provinentes de un pop no tan atmosférico y, en el nuevo álbum, apostando por sonoridades más acústicas.





Al escuchar en directo, de forma aislada, algunas de las nuevas propuestas de The Drums Of Twilight, con la guitarra de Joan liberando mayor energía –personal apuesta por la distorsión aunque como se demostró, al someter la utilización o no del pedal de efecto en una de las canciones a referéndum, el público está por otra labor- parece, en primera instancia, que ese viaje sonoro que nos vienen proponiendo desde hace más de una década, ha girado levemente el rumbo; pero presentadas y trenzadas con en el conjunto de su producción, como fue en una velada en la que casi hubo más temas pertenecientes su repertorio anterior -como el consolidado y veterano “To Russia In White”, que por cierto sigue levantando la mejores sensaciones- que del nuevo disco, acabamos comprobando que forman parte de a ese mismo mundo creativo. Muy interesante, no obstante, esa ligera renovación, esa postura más rotunda y de mayor contraste del directo y que, en cambio, no se escucha con la misma intensidad en la grabación.



VACABOU. Presentación de The Drums Of Twilight. Teatre Mar i Terra, 11 de abril de 2014

miércoles, 19 de marzo de 2014

La voz de los silenciados

         Es totalmente lícito que Brunet haya recuperado desde la indignación esas bandas sonoras -en su día- pertenecientes a documentales sobre los vencidos en la guerra Civil, Emili Darder, o la reivindicación de una cultura y patria, que ya fueron, hace unos tres años, material para un destacable álbum con el mismo título con el que ahora, con el punto justo de dramaturgia, pone sobre el escenario. Pero más allá de ese arrebato, es la actualidad y la negación malintencionada de una lengua, de una cultura y de un país, esa misma obstinación que aún intenta acallar las voces del pensamiento libre, la que hace necesario ese rescate, con lo que el músico y compositor bunyolí, se encuentra frente a una obra, su obra, de absoluta vigencia.
         En una escena minial, sin adornos innecesarios, remarcando la atención hacia la palabra y una música bien trenzada y de exquisita interpretación, el actor Rafael Ramis fue el encargado de pincelar, en el Teatre del Mar, esos mutismos impuestos, devolviendo la voz de los silenciados y también la de Marià Villangómez o Costa i Llobera. Una palabra que combina con esa sonoridad compartida entre la música popular, el jazz y la creación contemporánea, con la que Brunet juega y teje un marco compositivo común que induce a la reflexión.



DSilen6, permitió también la visita a algunas referencias de su último trabajo Imaràntia? rubricado junto a Maria J. Cardona, presente como vocalista, guitarrista y percusionista. Completando el elenco musical, el violonchelista Biel Fiol –siempre un placer y un lujo- y Eduard Riera al violín y xeremies. 



DSILEN6. Teatre del Mar, 15 de marzo de 2014 
Cap Pela, sentir el soul


Con su anterior trabajo, Moon River (Discmedi, 2011), la formación vocal ya dio un importante salto cualitativo, tanto en su repertorio, realmente acertado y atractivo, como en su promoción y difusión más allá de las fronteras insulares. Cap Pela dejó el listón bien alto y ello, sin duda, ha marcado un handicap que exige la necesidad de seguir apurando e internacionalizando su propuesta musical. Y estoy totalmente seguro, conociendo al grupo, que más que una dificultad, ello ha significado un reto a la hora de configurar su nueva propuesta discográfica sobre la que acaban girando sus directos.
¡Y vaya si lo han superado de nuevo! Esta vez transitando por los senderos más eclécticos de un soul amable y alejado de esteriotipos sonoros. Rúbricas que provienen de diferentes registros y temporalidades que ha unificado de nuevo Joaquim Doménech con sus adaptaciones y arreglos.
Feel ‘n’ soul es una auténtica colección de joyas musicales que cumplen perfectamente  esa finalidad de seducir. Pero no sólo a través del recuerdo de originales, sino utilizando el poder de unas ligeras y actuales variaciones que confieren a estas canciones sempiternas personalidad e identidad. Es cierto que un gran peso recae en la composición, pero no le restemos ni un ápice de mérito a la interpretación. Y sino, más allá del precisismo del estudio –exquisita producción, por cierto-, esperen a los directos y ya me irán contando.


Feel ‘n’ soul es una auténtica colección de joyas musicales que con ligeras y actuales variaciones seducen con personalidad e identidad.

NewCat, Motis y Chamorro

The New Catalan Ensemble (NewCat) constituye el proyecto más reciente del pianista Joan Díaz. Una formación flexible que nace con la intención de catalizar un encuentro entre los instrumentos tradicionales, en especial los de doble caña como la tenora y el tiple, y registros musicales procedentes del pop, el jazz y otras esferas sonoras. Una exploración que nos revela que la inquietud de este compositor camina hacia una apertura, que sin ser del todo novedosa –salvando honrosas distancias me acabo de acordar del proyecto Sardanajazz del trompetista francés Michel Marré-, que lleva el concepto musical a una forma global.
Para Coses que es diuen però que no es fan, primera producción centrada en la canción, se ha unido la joven cantante, trompetista y saxofonista Andrea Motis que auspiciada por Joan Chamorro –presente y protagonista también del proyecto- va madurando a pasos agigantados, aunque su voz suene aquí tremendamente joven y tierna.
El resultado es un disco realmente sorprendente y de gran interés, de excelso cuerpo sonoro, que refleja un exquisito trabajo en los arreglos en pro de una gran simbiosis estilística. La orquesta, de auténtico lujo tanto por sus miembros como por su sonoridad, se pone al servicio de unos textos de destacados poetas catalanes –Casasses, Alzamora, Ferrater o Margarit- musicados con gran acierto y que combinan a la perfección con algunos standards conocidos como “Summertime” o “Corcovado”.


Coses que es diuen però que no es fan es un disco realmente sorprendente y de excelso cuerpo sonoro, que refleja un exquisito trabajo en los arreglos

martes, 18 de marzo de 2014

Alberto Vizcaíno, soñador de melodías

         En unos momentos en los que la cantautoría nacional no muestra su mejor aspecto creativo ni imaginativo, el mallorquín Alberto Vizcaíno ahí sigue. No sólo al pie del cañón, no sólo como gladiador de un entorno que va mostrando su crudeza o como perseguidor de sueños e ilusiones, de tópicos utópicos; Vizcaíno, sigue –tal vez sin saberlo y probablemente sin pretenderlo- para que podamos constatar el valor y, sobre todo, la necesidad de toparnos con la realidad de la historia cotidiana rompiendo una lanza en favor de la esperanza.
         Mundo Feliz, quinto álbum de una discografía estrenada después de formar bandas como La Isla –grupo ganador del VI Certamen de Pop Rock Ciutat de Palma, otrora referente musical isleño- o Nei Tan, es un álbum bien elaborado y exquisitamente acabado, hecho con gusto, acierto, pero también con una honradez que transpira sencillez y proximidad. Una honestidad que parte en los textos, en esas letras que llegan de forma directa y sin rodeos  y que se extiende a esa música cuidada, repleta de detalles y que recoge todas esas herencias del roquero contenido, del músico pausado, que sabe reposar su entusiasmo, y dosifica sin perder un ápice de fuerza ni de precisión.
         ‘Las calles están llenas de canciones’, así reza en el tema que cierra un álbum; pero es necesario que alguien las recoja y nos las brinde como hace este soñador de melodías y, por qué no, realidades en un mundo feliz.



En Mundo Feliz, Vizcaíno rinde homenaje a Kevin Ayers y al argentino Miguel Cantillo con el que interpreta a dúo “Tu atención”