martes, 26 de febrero de 2013


Django Reinhardt: Un gitano en París

No sólo si nos circunscribimos en el manouche –expresión jazzística genuinamente europea que combina la herencia gitana de los zíngaros con el swing venido de los Estados Unidos-, sino también a todo el protagonismo desempeñado junto a su inseparable amigo de aventuras Stéphane Grappelli en el Hot Club de France, Django Reinhardt es, sin duda, el guitarrista más influyente, singular y trascendente del pasado siglo en el viejo continente. Una voz indiscutiblemente propia y sumamente personal que unida a su auditivamente inapreciable limitación física –se quemó la mano izquierda en un incendio en la caravana limitando su digitación-, lo ha convertido en todo un mito para la historia del jazz y un padre para los herederos de este estilo musical.
Con el afán de contribuir a la divulgación de la vida y obra del compositor y guitarrista, Juan Pablo Jiménez, especialista en la figura de Reinhardt y Emile Duran, han escrito el primer estudio biográfico publicado en castellano sobre el músico.
“Django Reinhardt: Un gitano en París” (editorial Milenio), constituye una obra exhaustivamente detallada, completa y rigurosa que revela datos y circunstancias en ocasiones poco conocidas. Un extraordinario tratado que a lo largo de sus casi cuatrocientas páginas  nos ofrece todo lujo de detalles, fotografías incluidas, sobre el guitarrista y la fundación, junto al violinista Grappelli,  del Quintette du Hot Club de France.


Un extraordinario tratado que a lo largo de sus casi cuatrocientas páginas  nos ofrece todo lujo de detalles, fotografías incluidas, sobre el guitarrista.


lunes, 25 de febrero de 2013


José L. Gutiérrez el jazz más ibérico 

José Luís Gutiérrez no es un músico de estudio. Su concepción se acerca más al hecho de compartir en directo esas sensaciones que emanan improvisadas en un marco amplio, variado, que tiene como origen la música popular y como destino esa imbricación con el jazz. Y dentro de lo popular es con todo el legado ibérico donde busca y encuentra el primordial motivo de su propuesta.
         Hace prácticamente unos quince años, Núcleo, su primera producción, irrumpió suscitando las mejores críticas además de ser considerado el mejor álbum del año de jazz en España. Con él, el vallisoletano, acuñaba la voz de iberjazz, convertida en la condición a la que ha guardado fidelidad durante todo este largo y fructífero espacio de tiempo, aunque Fruit Salad signifique tan sólo su tercera referencia discográfica.
         Visto siempre desde la óptica del jazz, Gutiérrez ahonda no sólo en las músicas autóctonas, sino también en los referentes sonoros que han llegado a nuestro país desde la Europa del Este, Norte de África o Ibero América. Música creativa que va desarrollando sin prisas, combinando colores sonoros y texturas musicales con las que experimenta explorando nuevos campos, nuevos marcos que lejos de acotar se abren a un sinfín de sabores. Como un juego entre la tradición y contemporaneidad que transcurre libre y nos ofrece la visión más internacional de nuestras propias credenciales.


Fruit Salad un ejemplo de música creativa que se desarrolla sin prisas, combinando colores sonoros y texturas musicales con las que experimenta explorando nuevos campos

jueves, 21 de febrero de 2013


Emotivo viaje musical

         No sólo en el proyecto en sí, en la filosofía de este trabajo que aúna músicas populares en torno a un mismo eje interpretativo, sino también por esa condición didáctica que trasluce y aplicable a cualquier modelo educativo dinámico, Temps de viatge representa una apuesta por la música desde su perspectiva y condición universal. Un discurso lúdico, aunque riguroso, que discurre por un hermanamiento a través de la mezcla o proximidad de las músicas.
Es posible también que esa dedicación de la pianista Júlia Alcaraz y del violinista Jordi García al mundo de la pedagogía musical marque, en cierto modo, el ritmo del latir de la producción; pero no cabe duda de que es su experiencia interpretativa la que proporciona la soltura necesaria para que coincidan en terreno común, con la absoluta coherencia y manteniendo la legitimidad original, estas singulares melodías procedentes de la cultura judía, de los Balcanes, de Cataluña, de Rumania, Argentina o de nuestra propia cultura Mallorquina.
Dicen que la música es música, no porque suene, sino por que emociona. Pues bien, esta parecer ser la premisa o condición clave entorno a la que se ha edificado este interesante proyecto, la emotividad que puede llegar a contener cada uno de los temas que conforman este repertorio interpretado únicamente con estos dos instrumentos, piano y violín, abiertos a un amplio viaje musical y mostrando la cara más amable de cada uno de ellos.


Temps de viatge,  un recorrido sonoro por melodías procedentes de la cultura judía, de los Balcanes, de Cataluña, Rumania, Argentina o de nuestra propia cultura Mallorquina.



miércoles, 20 de febrero de 2013


Antonia Font en grajeas musicales


         Conferido por una larga trayectoria que más que simpatías ha levantado auténticas pasiones, Antonia Font sigue en ese estatus en el que prácticamente puede hacer lo que le venga en gana sin peligro de alejarse del aplauso de sus fans e incondicionales. Por tanto, y teniendo en cuenta esta premisa, hablar de asumir riesgo no deja de relativizarse.    
Aún así, tampoco hay que aliviar de responsabilidad cualquier nueva propuesta y eso, los mallorquines, lo han tenido en cuenta también en este nuevo trabajo. Responsabilidad de seguir ofreciendo un planteamiento genuino, identificable en el ADN del propio quinteto y a la vez aportar algo nuevo para no caer en más de lo mismo.
Reto que han cumplido, y me atrevería a decir que con creces sobre todo en el plano musical, configurando su álbum más ecléctico, un devaneo sonoro abierto a la variedad pero sin desterrar ese sonido inconfundible. Y en el de la forma no deja de ser simpático el hecho de que cuarenta ideas esbozadas acaben transformándose en otras tantas micro-canciones –esperemos que no acaben inventando el micro-concierto-.
Vostè es aquí (Robot Innocent, 2012), octava referencia de la banda, nos ofrece música en grajeas donde escoger, con un eje medular flexible y musicalmente cosmopolita, tanto que abraza ideas suficientes como para varios álbumes. Ahora sólo faltaría desarrollarlas con la (in)coherencia acostumbrada.


Vostè es aquí nos ofrece música en grajeas donde escoger, con un eje medular flexible y musicalmente cosmopolita, tanto que abraza ideas suficientes como para varios álbumes. 

lunes, 18 de febrero de 2013


Nelson Project revisa a Henderson

         A finales de 2005 y encabezados por el saxofonista Albert Cirera y el baterista Pep Mula, una serie de músicos coincidentes en el ESMUC (Escola superior de Música de Catalunya) apostaban por un interesante proyecto que en forma de octeto se centraba en la música del saxofonista de Missouri Oliver Nelson. De ahí ese Nelson Project con el que bautizaron la formación y con la que editaron “Full Nelson Vol. 1” (New Mood Jazz), primera referencia y con la que además sorprendieron muy gratamente a propios y extraños.
         Casi cinco años después de ese debut discográfico los catalanes acaban de publicar su segunda referencia, “Mode Joe Vol. 2” (Quadrant Records), con la que de nuevo afrontan la escritura de otro saxofonista y compositor crucial en la historia del jazz como es Joe Henderson.
         Con un gran trabajo en cuanto a los arreglos y de notación para una nueva re-lectura de las piezas, la banda recurre a un cierto eclecticismo sonoro, cambiante y plural, que nos llevará por el bop con fundamento, buenas dosis de swing, algunos pasajes de enérgica electrificación y en ciertos momentos música tupida que requerirá más de una escucha.
         En definitiva, una propuesta contemporánea, intensa, arriesgada, exigente, rigurosa y para la que, sin duda, ha valido la pena esperar este lustro que separa ambas producciones. Pero ya saben... nunca es tarde si la dicha es buena.


Después de un primer álbum dedicado a Oliver Nelson el octeto catalán centra su nuevo trabajo en la música del saxofonista Joe Henderson



domingo, 17 de febrero de 2013


Return To Forever nueva edición

          Chick Corea y Stanley Clark son los dos únicos miembros seminales de la primera configuración de la banda nacida nada más comenzar la década de los setenta. No obstante Lenny White, que se añadiría a Return To Forever en el 73, podría considerarse también prácticamente miembro original. Por otra parte, y ante la imposibilidad de contar con Bill Connors o Al Di Meola, el pianista de Massachusetts decide convocar a su querido amigo de la Electrick Band, el guitarrista Frank Gambale y al violinista francés Jean-Luc Ponty. Se configura así la nueva y cuarta versión de la banda que rompió todas las fronteras sonoras abogando por la fusión hace más de cuarenta años.
         Y la verdad es que esta nueva y última propuesta –recordemos que tres años antes Corea ya reeditó la formación- ha demostrado ser mucho más que una anécdota, funcionando a la perfección sobre el escenario. La reciente edición de The Mothership Returns, precisamente nos lo demuestra recogiendo gran parte de la música interpretada durante la gira de 2011.
Ahora que no es necesario romper ninguna barrera, Return To Forever materializa un ejemplo actualizado de fusión. Temas veteranos como el “Renaissance” que fue grabado por primera vez por el pianista en el 76 o “School Days” que daba título al álbum de Clarke ese mimo año, pueden ilustrar perfectamente dos claros ejemplos, como podrían serlo otros, de porqué determinadas cosas no presentan fecha de caducidad.


El pianista Chick Corea reedita junto a Stanley Clark, Lenny White, Frank Gambale y Jean-Luc Ponty Return To Forever, la banda de fusión por antonomasia  


jueves, 14 de febrero de 2013


Joe Lovano, catalizador cultural

 Cross Culture es el nuevo álbum del saxofonista y compositor Joe Lovano (Cleveland, Ohio, 1952). Un trabajo realmente sorprendente para el que recupera de nuevo sus Us Five con los que presentara, hace dos años, él álbum Bird Songs –James Weidman, Esperanza Spalding, Otis Brown III, Francisco Mela y para la ocasión jugando con las incorporaciones de Peter Slavov y Lionel Loueke-. Un trabajo que actúa como cruce de caminos cultural, de procedencias dispares pero que convergen al auspicio de la inquietud exploradora de un músico que no deja de ofrecernos originalidad y experimentación.
La robustez, energía, profundidad, claridad y limpieza, son de nuevo los elementos característicos con los que confecciona un discurso ágil, fluido y de absoluta rotundidad. Planteamiento musical que adereza con toda una serie de nuevas sonoridades consecuencia de la incorporación de su colección personal de instrumentos recolectados desde finales de los setenta y a lo lago en sus viajes por todo el mundo.
Diez composiciones de rúbrica propia en las que el saxofonista baraja ritmos y armonías dispares que lejos de establecer una tensión o enfrentamiento, conduce hacia una convivencia cultural y musical ciertamente interesante. Un álbum para escuchar repetidas veces, con detenimiento, para escudriñar sus sonidos y planteamientos musicales y descubrir nuevas formas y nuevos mapas sonoros.




Cross Culture, un cruce de caminos cultural, de procedencias dispares pero que convergen al auspicio de la originalidad y experimentación.

martes, 12 de febrero de 2013


Orgánico

         La gratuidad resulta más dura contrincante cuando a los bolsillos se les puede dar la vuelta como a un calcetín y lo único a rascar es el forro. Y si a una propuesta de pago, justo y mínimo, se la enfrenta en la misma velada a una oferta, sin duda mucho más ruidosa y de rimbombante cartel, el resultado no puede ser otro que el discreto aforo que L’Équilibriste consiguió para su presentación en el Teatre Mar i Terra.
Discreto en cuanto al aforo pero claro y contundente a la hora de mostrar las credenciales que certifican el buen trabajo que la banda viene realizando en los últimos tiempos y que ahora, con su reciente Pluja-Trànsit-Semàfors, consolida como una de las realidades más interesantes de nuestro panorama musical. Y es que en este nuevo invite ellos también muestran el forro, las interioridades de unas canciones que se sostienen por si mismas con escasos fuegos de artificio y con un planteamiento musical mucho más directo.
En el Mar i Terra, presentándonos su nuevo álbum y algunos pellizcos de su anterior Què en saps tu, de bicicletes i parafangos como “Dimecres de desembre” o “No és un adéu”, L’Équilibriste sonó orgánico, algo más turbio y menos perfilado que en ese disco de claridad absoluta, es cierto, pero con la calidez de un directo firme, convincente y, pese a reflejar su planteamiento más acústico, con mayor rotundidad de lo que las condiciones óptimas del Teatre aconsejan.
Esperemos que el próximo 15 de febrero no se alíe ninguna otra adversidad y veamos la Mozart del Auditorium con la respuesta adecuada.

L’ÉQUILIBRISTE. ‘Pluja-Trànsit-Semàfors’. Teatre Mar i Terra, 18 de enero de 2013.




L’Équilibriste, equilibrios acústicos  



         Pluja-Trànsit-Semàfors –lluvia, tráfico, semáforos- constituyen los componentes ideales para un formidable atasco y en cambio L’Équilibriste ha encontrado a su amparo el perfecto ideario para llegar con fluidez al oyente. Transforma el colapso en un espacio para la meditación y claridad de ideas, para reflexionar y desde la calma postular su nuevo planteamiento. Y es que decir o contar las cosas con naturalidad y claridad, sin recovecos, no sólo es el camino más directo, sino que además suele resultar el más próximo.
         En su segunda larga producción y tras Què en saps tu, de bicicletes i parafangos (2009, Flor y Nata records), la banda mallorquina hace en un claro ejercicio de sencillez –que no simplicidad- dejando electrificaciones y sonoridades más turbias  para llevar el peso específico a un terreno mucho más cristalino, acústico y comprensible tanto en su aspecto sonoro como textual.
Sin regocijarse en el minimalismo, letras y músicas encajan en esa filosofía que roza el ‘menos es más’ y que busca el bienestar en la cotidianeidad frente a la esporádica complicación, con las justas notas de color perfectamente esquematizadas y delimitadas como un cuadro de Mondrian aunque perfilando sus vértices con un lirismo que subyace en las diez canciones que componen el álbum. Es como si L’Équilibriste hubiera encontrado su equilibrio en esa cuerda floja que intencionadamente ha decidido no tensar.