sábado, 21 de abril de 2012



Hank Jones y Charlie Haden, último encuentro


         Tal vez podríamos considerar este  Come Sunday como la segunda parte del encuentro a dúo entre el histórico pianista Hank Jones y uno de los contrabajistas más inquietos del jazz actual como es Charlie Haden. Ambos, hace década y media, rubricaron ese primer tête a tête, con una interesante producción con la que, bajo el título de Steal Away, abordaban algunos temas escogidos del songbook tradicional norteamericano junto con algunas canciones de corte religioso.
         Sea como recuerdo y confirmación a la grabación de antaño o como intención de aportar un nuevo capítulo a la idiosincrasia musical norteamericana que ha forjado los pilares de la música negra de los Estados Unidos en general y del jazz en particular, el hecho es que estos dos gigantes del género, han vuelto a repetir tanto en forma como en contenido.
         La elegancia y pulcritud interpretativa y la personal e intransferible reflexión musical condicen de nuevo en la misma estructura, temática y tratamiento similar de unas canciones del repertorio popular.
         Poco más de cuatro meses después de la grabación, el mayor y más longevo de los hermanos Jones, ya desaparecidos con anterioridad –Thad fue un reconocido trompetista y Elvin sensacional baterista-, fallecía a la edad de noventa y dos años por lo que este impecable Come Sunday supone el último y definitivo  encuentro con Charlie Haden.






domingo, 15 de abril de 2012

Miguel Poveda, homenaje a sus orígenes

         Miguel Poveda lleva un camino de ida y vuelta con el flamenco. De ida por que lo eleva a otras esferas, otras dimensiones para que así quiera y se empape con otros géneros; lo bordó con Desglaç –preciosa maravilla- y con Coplas del querer lo popularizó como en pocas, o ninguna ocasión había sucedido con anterioridad. Y de vuelta, porque después de elevar el vuelo retorna al viaje más intrínseco y sentido, terrenal, de su arte más puro; Tierra de calma firmaba su anterior reencuentro y ahora este ArteSano rubrica y confirma al hijo prodigo.
         Y es que este catalán criado en Badalona y de sangre flamenca, nunca olvida de donde viene, o mejor dicho donde se encuentra su arte. Tientos, bulerías, fandangos, malagueñas, soleás, sevillanas o seguirillas, conforman sus palos más auténticos, una absoluta declaración de orígenes que domina a placer y donde juega con la sobriedad y el adorno, donde deposita esa jondura tan pura e impecable como tradicional y ortodoxa.
Aún siendo un lujo contar con las puntuales aportaciones de Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Juan Gómez ‘Chicuelo’, extraordinarios en el toque, o del veterano maestro gaditano Rancapino, este trabajo más reciente no requiere de otras galas que no nazcan de esa garganta cuyo quejío desborda autenticidad y arraigo, sabiduría y respeto en todos y cada uno de los trece cantes, así sin supersticiones, que conforman esta producción de flamenco puro, auténtico, luminoso y de hoy.


Maria Camps y Pere Arguimbau en la intimidad

         Aunque ya hubiera flirteado con el swing en su anterior Anything Goes, Maria Camps proviene del mundo de la lírica, mientras que Pere Arguimbau se ha mantenido siempre más fiel a los terrenos del jazz. En la encrucijada entre ambos, un puñado de canciones que beben de las dos riberas para acabar en un caudal que te empapa desde la epidermis hasta la médula. Y es que Íntim, no sólo es el título de su álbum más reciente, sino una completa declaración de intenciones.
         Intenciones de seducir poco a poco, nota a nota, con disimulo, dulzura, elegancia y un sorprendente lirismo capaz de levantarte el vello y así penetrarte a través de todos y cada uno de los poros llegando al corazón. Con sobriedad y sencillez aparente, pero con la exquisita riqueza musical que aporta el adorno y el detalle mínimo y preciso, tan sólo con la calidez de una guitarra maestra que muestra sin la exhibición y la voz inmaculada de soprano, abordan un repertorio que, aunque variado, juega totalmente a su favor. Kosma, Gardel, Brel, Serrat, Velásquez, Piaf, Manzanero… y así hasta la docena escogida del patrimonio universal de la canción, del bolero, del tango, de la chanson francesa, enfatizan esa intimidad del tu a tu personal y de un disco que, pese a ese tratamiento de cierto aire culto, suena totalmente próximo.
         Sin duda un gran trabajo que supera con creces la condición de recomendable hasta para los oídos más exigentes.


Lucía Martínez, luminosidad creativa

         No cabe duda de que AzulCielo es un disco de jazz. Es más, diría que un gran disco de jazz. En absoluto hermético sino todo lo contrario, una propuesta abierta a la música en mayúsculas y sin ningún complejo. Ya nos los demostró la joven músico con su cuarteto en el debut discográfico Soños e Delirios allá por 2008, su condición no se aferra a una ortodoxia de corsé, sino que viaja por la amplitud del espectro sonoro y musical con la finalidad de dar rienda suelta a una desbordante alma creativa.
         A la percusionista, compositora y arreglista gallega Lucía Martínez, parece como si los registros o diferentes estilos musicales se le quedaran pequeños, transgrede los límites para transitar a libertad de un lado a otro obedeciendo a se capricho creativo pero también a la absoluta coherencia. De la herencia musical barroca a la fuerza popular del folk, de los aromas del tango a la música española, del jazz más ortodoxo a su concepción más libre.
AzulCielo, grabado en Berlín, ciudad en la que reside desde hace casi un lustro, con el Berliner Projekt, es dulzura, pero también pasión; es sensibilidad, pero también fuerza. La baterista capaz de transcribir los endiablados solos del saxofonista John Coltrane,  ha llevado a golpe de escobilla y baqueta el matiz del cielo de su Vigo natal a tierras más gélidas en una estupenda mezcla de color y precisión, de lirismo y profundidad. Ahora sólo resta verla por los escenarios nacionales.