miércoles, 13 de abril de 2022

 

Diálogo íntimo

 

 


Desde que iniciara su carrera en solitario, tras la etapa primeriza de Las Migas, Silvia Pérez Cruz, ha ido edificando una carrera musical tremendamente coherente, plena de creatividad e imaginación. Vamos, que sería justo decir que no ha dado puntada sin hilo en un notorio bordado.

Claro que la proximidad y naturalidad de la que hace gala en todos sus conciertos puede ser el primer paso hacia el éxito, sin duda, pero lo que realmente lo acredita es esa ilusión con la que comparte y la originalidad con la que viste sus canciones.

Así se ha percibido en cada una de sus visitas y así se ha entendido también en ese regreso a la Magna del Auditórium para presentarnos su propuesta más personal y, también, más experimental.

‘Farsa (género imposible)’, el diálogo más íntimo de la cantante con las diversas artes escénicas, es en sí mismo un juego escénico minimalista y certero que acompaña un puñado de canciones cubiertas por ese halo casi imposible. Esa fue la versión, de las tres posibles, con la que nos dejó entusiasmados. Ella sola con sus instrumentos y su voz, que es uno más.  Con un solo foco, con una reverberación o con un efecto; conseguir lo máximo con lo mínimo, buscando lo esencial para aportarle belleza.

Arrancó la velada con una ‘tonada de segar’ a capela. Ya tenía al público, que llenaba las tres cuartas partes largas de la sala, en ese bolsillo de donde no saldríamos durante toda la noche.

Asumiendo el riesgo de la propuesta y con gran variedad estilística, desgranó su último trabajo junto con anteriores creaciones. Nos regaló algunas de las canciones aún no grabadas y que formaran parte de su nuevo álbum, referenció a Maria del Mar Bonet, reclamó “The Sound Of The Silence” de Paul Simon y nos habló de Lorca y Cohen con el “Pequeño vals vienés” para dar paso a los bises con los que sobrepasaríamos las dos horas de concierto.

 

Silvia Pérez Cruz. Auditórium, 7 de abril.

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