Recogiendo
su propio testigo
Sin aire de
celebración, aunque con la sensación de algo especial que se percibía incluso
en los corrillos previos formados en el exterior del Teatre, acudíamos a un
concierto con un horario extraño, poco al uso, convocado a las seis de la
tarde. Y es que, si nos ponemos a repasar la trayectoria de la banda, tampoco
encontraremos demasiados convencionalismos. Tal vez, en el subconsciente,
acechaba el hecho de que este año se cumplen cuarenta de su formación.
No se acabó
rubricando un sold out, pero casi. Y… qué bonito resulta este Principal
prácticamente lleno para formar parte del regreso sobre un escenario, si es
que alguna vez se fueron, de La Búsqueda.
Más de diez años de
ausencia escénica, y veinte años después de su anterior álbum, Los penitentes
(Grabaciones en el mar, 2004), y todo sigue igual. Y es que, en el fondo, no se
trata de buscar algo nuevo, sino de seguir encontrando ese mimo especial de las
canciones, esos textos tan propios y particulares, ese sonido rico y repleto de
pequeños detalles con una instrumentación cuidada en la que no se escamotea ningún
recurso. Esa singularidad que ya desde el inicio marcó la diferencia e
identidad.
Con una pulida
puesta escénica perfilada por un destacado juego de luces y con algunos
invitados puntuales para la ocasión, nos presentó ‘Luz, arena y llanto’, ese
nuevo disco editado el pasado año y al que se le han ido añadiendo algunas
canciones, como la reciente “El Santo Grial de León”. Fue como recoger su
propio testigo, como si no hubiera pasado todo este tiempo. Incluso el ya
veterano “Occidente se muere”, con el que se despidieron, atravesando los
noventa minutos de concierto, podía perfectamente formar parte de este nuevo
trabajo.
Esperemos que no
tenga que pasar otra década para encontrarnos de nuevo. Ni veinte años para que
nos ofrezca nuevas canciones.
La Búsqueda. Teatre Principal de Palma, 25
de enero 2025.
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