domingo, 22 de enero de 2017



El periplo del jazz


         Como símil a la migración del jazz por las diferentes ciudades de los EE UU a través de la historia, los aficionados también han recorrido su particular periplo, de cuya condición de regreso al lugar de partida se ha encargado la Revetla. Sí, después de pasar por la Plaça Coll, Santa Eulalia o Sa Llotja, los ritmos más oscuros de la música, han vuelto a la Porta de Santa Catalina, donde a principios de los ochenta, recordemos el desaparecido club Trui, se gestó la historia palmesana del jazz de los últimos treinta y tantos años.
También este escenario, como ha ocurrido con el género, ha cedido espacio a otras músicas, llamémosles periféricas, barajadas como en una ensalada, eso sí, más o menos negroide.
Así, nos encontramos con Monkey Doo, swing y dixi, con gracia y simpatía, al servicio de los locos años 20 y 30 aunando New Orleans con New York, para pasar al clásico sonido Motown de Detroit que imperó en todo el país en los sesenta, por obra y gracia de Soul Café y los covers de Steve Wonder, Marvin Gaye o James Brown.
Regresamos a la ciudad de los rascacielos con el jazz en mayúsculas del bop –Fuller, Monk, etc- que manufactura con su sello personal The Jazz Fingers -sin duda la mejor propuesta musical de la velada-, para acabar en cualquier escenario indefinido con la fanfarria de Maria Rosselló i els Botifarrons. Todo ello en una plaza de excesivas dimensiones para una concurrencia mucho más pobre que en ediciones anteriores.


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