Cocinando buen Jazz con La Vella Dixieland

         No quisiera referirme a una institución al referirme a La Vella Dixieland, pues en la inmensa mayoría de ocasiones esta etiqueta lleva enquistado todo un componente de aislamiento, de dificultad de movimiento hacia el progreso y, lo que aún es peor, de referente estático cercano a lo museístico; y en cambio esta banda catalana, nacida casi por casualidad en una reunión de amigos allá por 1980, muestra con su devenir diario y pese a estructurar su repertorio y razón de ser en estilos clásicos como el Chicago, Dixieland o el blues, absolutamente todo lo contrario.

         Son más de treinta años –no recuerdo a bote pronto otro ejemplo más que el de La Locomotora Negra, aún más longeva- cocinando buen jazz, impecable diría. Viejos platos, suculentas recetas de siempre, pero utilizando ingredientes actuales, para dar vida y validez a una propuesta que no pasará de moda jamás.

Una buena parte de esos platos, durante los últimos quince años, han sido cocinados en directo en los fogones de la sala catalana Luz de Gas. Más de quinientos menús –léase actuaciones-  a los que se rinde tributo con este Cooking, noveno álbum, si la memoria no me falla, grabado a finales del pasado mes de agosto y actualizando autorías de Fats Domino, Horace Silver o Duke Ellington entre otros, junto a algunas rúbricas propias en perfecta concordancia, con Marian Barahona y Esther Ovejero como vocalistas invitadas a esta carta de lujo. Vaya, de etiqueta negra.