Cuando todo es grano
En 2005 el
saxofonista Bill Evans encontró el nuevo rumbo de su carrera musical. Nos lo
mostraba con Soulgrass, referencia discográfica con la que ha acabado
bautizando su banda y que define con cierta justicia su propuesta musical. Y
apunto ‘cierta’ por el hecho de que en realidad esa exploración sonora ha ido in
crescendo hasta llegar a la conjunción o mejor dicho simbiosis –por aquello
de extraer lo mejor de cada componente- entre buena parte de la herencia
musical norteamericana.
Barajar soul, jazz, country,
bluegrass con rock & roll y salir absolutamente airoso de la empresa es
algo que se le da a la perfección. Lo hace de forma intensa y extensa, siempre
con gran vigor y eficacia, sin contemplaciones ni reservas, vaciando toda la
carga, de ahí que puede resultar, en ciertos momentos, algo abrumador, aunque
siempre encontrará el momento justo para aliviar tensiones.
Aprendió de Davis y McLaughlin la
importancia de rodearse de grandes músicos y dejarles espacios y así lo hace. Y
cuando la banda es tan extraordinaria como la que nos presentó en el Xesc
Forteza –por ciento con su mejor asistencia aunque sin agotar el papel- uno no encuentra paja para separar, porque
todo es grano.
Disfrutamos
hasta la médula de su último Dragonfly. Temas bien estructurados, carnosos,
densos, repletos de improvisación y energía. Todo exquisito y sencillamente
soberbio Josh Dion tanto con las baquetas como cantante.
BILL EVANS SOULGRASS BAND. Bill Evans (sax., tec., voz)
Ryan Cavanaugh (banjo), Mitch Stein (guit), Frank Gravis (bajo), Josh Dion
(bat, voz). Jazz Voyeur Festival, Teatre Xesc Forteza 10 noviembre
Fotos: José Luis Luna
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