domingo, 28 de enero de 2018



La calidad como norma



         Hace más de un año que comenzó a esbozarse este proyecto y al final ha visto la luz. Voiceover es la materialización de la idea con la que ha venido trabajando durante estos últimos tiempos el compositor y teclista Sergio Llopis para la banda Highlands Project. Y la verdad es que esta idea de poner a una escogida y bien nutrida selección de grandes músicos y proyectandosu mirada más personal al servicio de otras voces, acaba enriqueciendo el resultado final, además de aportar una significativa pluralidad textural.
         En la Petita del Principal -que por cierto se quedó en eso, excesivamente pequeña-, se presentaba la nueva producción recogiendo todo ese lujo de autorías y registros que tienen su punto concordante en los arreglos de Llopis.
El pistoletazo de salida lo daría “Settler” una composición de su anterior Live at Alquimia Records. Era la forma de poner a punto todos los engranajes de una gran banda. Lo es en número, pero lo es también en el carácter musical que son capaces de desarrollar y mucho más a medida que se van soltando y la comodidad relaja las tensiones; pues si es verdad que la responsabilidad recae en su director, no cabe duda de que mucho tienen que decir el resto de músicos como solistas. Da gusto comprobar como en una estructura tan numerosa no sobra absolutamente nadie y cada elemento tiene un porqué.
En ese inevitable desfile de invitados, Omar Lanuti, Mary Lambourne, Paco Colombàs, Pedro Rosa, Masé Jara y Julia Colom -cada uno tiene su propio tema- vivimos momentos de una intensidad musical realmente extraordinaria, gran implicación entre algunos de los músicosque a estas alturas no sorprende porque viene siendo habitual, pero sí maravilla.
El final nos quedamos con ganas de más, mucho más. Es lo que ocurre cuando la calidad, por encima de todo,acaba instaurándose comola norma.

Highlands Project. La Petita del Teatre Principal, 17 de enero de 2018.

martes, 23 de enero de 2018



Pluralidad estética del jazz


         Ni viento, ni lluvia, ni ninguna otra inclemencia meteorológica. De hecho, creo que ha sido la revetla de Sant Sebastià menos fría en muchos años. Un hecho que, sin duda, también ha contribuido a que la ciudadanía se lanzara a las plazas de forma más decidida. Al menos es lo que sucedió en la plaza de la Porta de Santa Catalina; aunque, todo hay que decirlo, más preocupados por las viandas en la parrilla que lo que acontecía sobre el escenario.



Aún así, Eva Fernández con una propuesta tan deliciosa como íntima, con una voz de gran ternura y muy acertada con el saxo, fue, poco a poco, reclamando la atención para ese material, su segundo álbum -una auténtica exquisitez-, que a mediados del próximo mes de febrero tendremos ya en el mercado.




Quienes también habían presentado nuevo trabajo esta misma semana eran los Highlands Project; pero su propuesta, a excepción de ese “Hang On” del tercer álbum, se centró en sus dos primeros discos. Como siempre fusión jazz-funky trepidante que marcaba un ritmo muy especial en la plaza además de unos solistas de lujo.



De lujo es también el nuevo álbum de Cecília Giménez. Romeo, con el que llenó toda su actuación, es un trabajo lleno de detalles y donde su fantástica y elegante voz encuentra el acompañamiento idóneo, e igual de preciso, en la banda. No obstante, diría que es más adecuada para espacios más íntimos y próximos de un teatro.



La velada, que mantuvo el horario de forma estricta y con una significativa merma de asistencia, aunque mucho más entregada a los ritmos de esta formación que presiden Carme Jaime y Seydou Sissokho, recobraba la efervescencia rítmica para su clausura. Muy interesante esa forma de llevar clásicos del jazz como “Afro blue” o “Softly As In A mornig Sunrise” al terreno del afro-jazz. En resumen y en conjunto de las mejores de los últimos tiempos, para la pluralidad estética del jazz.     

Eva Fernández – Highlands Project – Romeo – Sissokho Afro Jazz. Revetla de Sant Sebastià. Porta de Santa Catalina, 19 de enero de 2018.

sábado, 20 de enero de 2018



Conciliar el jazz y el folk



         No recuerdo muy bien si fue a Art Blakey o a Dizzy Gillespie a quien le oí comentar que el jazz, en esencia, no era una música sino más bien una forma de entenderla. Esa aseveración que puede resultar abstracta, cobra total realismo al escuchar los arreglos que Sergi Vergés realizó para su proyecto con la Rufaca Folk Orchestra. Partiendo de la música tradicional del Pirineo, pero con amplio criterio como para abrazar la habanera, el pasodoble, la jota o una Sibil·la de la Seu d’Urgell de 1538, Vergés teje todo un mapa sonoro que nace de las raíces más populares para ir creciendo en un cosmopolitismo sonoro perfectamente ordenado.
         Este mismo proyecto se ponía al servicio de la Big Band del Conservatori Superior de Música con un resultado realmente sorprendente y como una auténtica práctica de master class para todos sus integrantes; pues no resulta fácil el tratamiento musical que, dicho sea de paso, ofrece escasas concesiones, sino todo lo contrario, un exigente ejercicio de precisión, bien resuelto, en la interpretación.
El tratamiento de las distintas secciones, la utilización de recursos individuales de los solistas -muy destacables el saxofonista Miquel Àngel Rigo, el trompetista Jaume Cerdà o el trombonista Miquel Gayà, por mencionar algunos-, una dirección que denota no sólo técnica y oficio, sino sobre todo emoción, y una gran riqueza de texturas, transforman todas estas notaciones en un corpus que late uniforme y vivo.
Es cierto, como apunta Vergés en el libreto que acompaña la edición discográfica del proyecto, que todo ello sólo cobra vida cuando lo tocan los músicos y la Big Band estuvo a la altura; pero no lo es menos que es el director quien tiene la función de sacar lo bueno y mejor de cada uno de ellos y ahí estuvo soberbio.

Big Band del Conservatori Superior de Música de les Illes Balears. Dirección: Sergi Vergés. Teatre Xesc Forteza, 13 de enero de 2018.