Alma poética
Y uno puede
preguntarse: ¿qué nuevo cantar cuando lo siempre cantado mantiene, además de la
belleza, la magia del presente? La voz de
los poetas, propuesta artística con la que Amancio Prada ha regresado a Mallorca
después de una largo periodo de ausencia, es precisamente la reinterpretación
de un repertorio conocido y que le viene acompañando desde mediados de la
década de los setenta del siglo pasado y que ha ido ampliando como quien tira
del hilo para desmadejar nuestra lírica más sentida. Y es que si las canciones
poseen cuerpo y alma, es esta última la que el del Bierzo ha sabido arrancarles
para presentarla desvelada, echándola a volar desde su garganta reivindicando
esa ternura y emotividad que, como apunta el cantautor, nace en los propios
versos. Porque el leonés, junto con el valenciano Paco Ibáñez, ha hecho más por
la poesía patria que cualquier curso académico de literatura.
Acompañado de su
guitarra y del chelista Rafael Domínguez, en la Església de Sant Antoni Abat de
sa Pobla, nos ofreció un recorrido antológico por esas figuras cumbres de la lírica a las que lleva cantando desde hace más de cuarenta
años. El Romancero -“Romance del conde Arnaldos” o “La misa de Amor”-, las medievales
cántigas de Amigo gallego-portuguesas, las rimas de
San Juan de la Cruz, las coplas de Santa Teresa de Jesús, los poemas de Rosalía
de Castro –“Campanas de Bastabales” o “Adiós ríos, adió fontes”-, Lorca, Leo
Ferré –dedicando “A ti” a una presente María del Mar Bonet- o Agustín García
Calvo, fueron convocados, como siempre, de forma transparente y cristalina, con
ese carácter que asemeja desnudez pero que en verdad se arropa de delicadeza y
hermosura extrema.
Fueron casi dos
horas de un recital, no por sabido menos exquisito, perfilado por la mística y
ese atractivo sempiterno de la poesía en mayúsculas.
Amancio Prada. Església de Sant Antoni Abat, sa Pobla 13 de enero de
2017.
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