Sinceridad musical
A priori, y
conociendo el repertorio, tenía una cierta curiosidad por comprobar cómo se
ajustaría el swing, elegante y danzón, que George Shearing dispuso en 1952 para
“Lullabay Of Birdland” en un repertorio en el que predominaban reconocidas
referencias operísticas. Es cierto que también se visitaría el “Summertime” de
los hermanos Gershwin, George e Ira, pero este ya fue concebido para la
aproximación más directa, y famosa por cierto, del jazz a la ópera Porgy and Bess. Y la verdad es que el
aspecto más popular, ese otro componente que forma parte del repertorio y que
nos mostraba “El cant del ocells” o las propias autorías de Gabriel Fiol, se
escoró hacia el bel canto.
Y es que
Voicello, propuesta rubricada por la soprano Carme Garí i el mencionado
chelista es, en esencia, porque al fin y al cabo es lo que acaba quedando en
los asistentes, un concentrado de arias –“Lascia ch’io pianga” de Haendel, “La
Barcarola” de Hoffenbach o “Der Holle Rache” de Mozart- increíblemente bien configuradas y aún mejor
interpretadas, que permite al oyente, como bien reza en la presentación, un
mundo de sensaciones.
Hasta ahí
espléndido, perfecto y de impecable etiqueta negra; ahora bien, personalmente creo
que pasa un tanto desapercibido, o desvanecido entre tanta pompa, la gran
faceta compositiva de Fiol, que precisamente abre el espectáculo con “Una mar
d’arrels” –gran creación que inaugura su álbum Cello Works- o “Aina”, maravilloso juego de multiplicación audiovisual,
y precisamente también esa forma ‘diferente’ de afrontar con diversas
sincronizaciones algunas interpretaciones, además de ese dúo virtual con Jaume
Tugores para “Le Cygne” de Camile
Saint-Saëns.
En
cualquier caso, un espectáculo de altura, de proximidad, de sinceridad musical,
en el que lo lírico prevalece sobre lo popular.
Voicello. Carme Garí (voz) y Gabriel Fiol (Chelo). Auditori de
Peguera, 22 de mayo de 2016
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