miércoles, 18 de junio de 2014

Anglada camerístico

         Es verdad que Temposinfónico hace referencia a la orquestación con la que Jaime Anglada ha envuelto sus canciones en estos últimos tiempos, y por ello, no debiera de haberse anunciado así su concierto en el Auditori de Alcúdia. Aunque si nos ciñéramos al repertorio, a las canciones escogidas, a esas a las que se les ha dado un tratamiento especial, deberíamos de aseverar que efectivamente lo que nos presentó fue, punto por punto, ese mismo trabajo auspiciado por una conocida marca de relojes. Y es que, uno a uno –aunque no en el mismo orden-, fueron desfilando todas esas canciones. La única diferencia fue, pues, el traje con el que las presentó.



         Pero no es del todo correcto hablar sólo del envoltorio, pues no se queda únicamente en la epidermis de las canciones, únicamente en la forma, sino que ahonda en el contenido. Este nuevo empaque que podríamos definir –aunque el núcleo sea Le Carromato- como de grupo de cuerda de cámara (guitarra, violines, violonchelo y contrabajo) junto a flauta y batería, dibuja las canciones con una agudeza que remarca y acrecienta la personalidad que el cantante perdía en el formato orquestal. Suena más íntimo, sus canciones son más sutiles y la intensidad se acentúa en el momento preciso –excelente esa combinación con Marta Elka-.



         Sin duda es el mejor formato para unas canciones que parecen haber encontrado su registro más normal, natural, cercano y convincente. Los arreglos y adaptaciones de Miquel Àngel Aguiló –también responsable de parte de las propuestas sinfónicas- son exigentes hasta el mínimo detalle y esa perfilería de Pastor aportando, con la guitarra, un plus de calidez, remata la faena –perdón por el término taurino-.
         Una vez vencida la incomodidad de una pobre concurrencia, Anglada se sintió cómodo y acabó rubricando uno de los mejores conciertos que le haya escuchado.



Jaime Anglada. Auditori de Alcúdia, 14 de junio de 2014.

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