Esquivando clichés
Interesantísima
la propuesta que viene presentando, desde hace más de diez años, Antoni Miranda
con el Combo. Sin duda uno de los músicos más destacados y dosificados –sólo
aparece sobre el escenario cuando realmente tiene algo que decir y aportar- de
nuestra comunidad, que viene desarrollando un trabajo serio y riguroso desde
hace más de tres décadas. Siempre avanzando y experimentando en el plano más
intrínseco de la estructura musical. Y es en ese aspecto, el más ceñido a la
notación, donde recae la singularidad del Combo.
Miranda, ha encontrado en esa
reunión de músicos de cualidades distintas y de adecuada medida, en cuanto a
estructura de secciones, el marco perfecto para poner en práctica toda su labor
arreglística. Porque tal vez la interpretación, en ocasiones, no sobrepase la
corrección, los solos, contados y discretos; pero el enfoque, la forma de
entender la composición, ese interés que le lleva, no a darle una nueva vuelta
de tuerca, sino a cambiarle la medida del caracol, es la gran lección que nos
ofrece.
Es cierto, mucho trabajo de
partitura y tal vez poco espacio para la improvisación, pero no es en el
solista en el que está basado el proyecto, sino en el trabajo conjunto de las
secciones como individualidad colectiva formando el engranaje de toda la
maquinaria.
Una propuesta que además, como
comprobamos en un Teatre del Mar sorpresivamente repleto hasta los topes
–“Ganas de jazz” diría el propio Miranda-, viaja por un repertorio ecléctico e
inteligentemente seleccionado para favorecer la variedad de textura y color
musical, con esos arreglos de corte contemporáneo, capaces de sorprender y
esquivando clichés. Desde clásicos como “They Can’t Take That Awary from Me”,
“What a Difference Day Makes” o “My Funny Valentine” a “Tutu” de Miller o
“Twentysomething” de Cullum, pasando por “Bridland” o “Sunny”.
Miranda Jazz Combo. Teatre del Mar, 7 de junio de 2014
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