Exquisitez y elegancia
La nostalgia, el desengaño, desamor, la
tristeza o la pérdida han constituido históricamente una gran fuente de
inspiración y estímulo para la creación. Y precisamente esta última es la que
ha impulsado a Cecilia Giménez a poner en marcha y materializar su proyecto más
reciente. Romeo era su apoyo, su modelo, ese ser que permanece en el fondo
aportando la fuerza y reconocimiento necesario, cuando la flaqueza o la duda aparece.
Pero lejos de un planteamiento invadido
por la excesiva añoranza, la cantante ha confeccionado un álbum de versiones,
temas escogidos, que sí, realmente suena íntimo, pero con esa elegante
luminosidad que va fundiendo los colores y texturas; esa luz del amanecer y del
crepúsculo que esquiva los contrastes y que de alguna manera aproxima todas las
tonalidades, sin que ningún detalle exceda y en cambio enriquezca al conjunto.
Como comprobamos en la presentación, en
el auditori de Porreres, esta podría ser una metáfora de cómo suenan los
músicos, con la misma sutileza y elegancia que la propia cantante, y donde cada
uno aporta para un todo que acaba resultando sencillamente maravilloso.
Romeo, es además su proyecto más
personal, donde su voz, rica, extremadamente modulada y con un dominio amplio
del registro que te eriza el vello, viaja libre como una seda al viento que va
acariciando cada una de las conocidas melodías que componen el repertorio.
Antònia Font, Depeche Mode, Neil Young, Dylan o Marisa Monte, todo adquiere un cromatismo
tan personal y singular.
Romeo
es, además, un ejercicio de proximidad, entre los músicos, entre las canciones
del repertorio y también, y así lo entiendo, en la misma forma de compartirlo
con el público. Una propuesta para distancias cortas, realmente exquisita.
Romeo. Cei Giménez, voz; Guillem Fullana, guitarra; Toni Mora, piano; Marko
Lohikari, contrabajo; Pep Lluís García, batería. Auditori de Porreres, 20 de
enero.
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